Siendo Vancouver una ciudad tremendamente multicultural, cómo es en realidad, sus alternativas gastronómicas también lo son. En Vancouver tenemos la posibilidad de probar platos de estilos, culturas y con ingredientes muy diferentes, con importante presencia de la comida asiática. Pero Vancouver es también ciudad de cafés, con lo que muchas veces la comida es algo más informal, rápida y ligera. Abunda, también, la oferta de comida rápida.
En Vancouver hay varias zonas donde encontrar restaurantes para comer, cada una con su estilo y sus características propias. Podemos empezar por los alrededores de Granville Street, la calle principal del Downtown. Allí la oferta de bares y restaurantes es abundante y muy variada. Sin ser clubes nocturnos, hay muchos pubs y bares que ofrecen la posibilidad de comer algo para acompañar a la cerveza. Son los platos habituales de los pubs: hamburguesas de todo tipo, nachos, alguna ensalada o alitas de pollo y similares que pueden servir bien como aperitivo, bien como plato. Speakeasy o Two Parrots –mi favorito, con buenos desayunos- son algunos de ellos, pero prácticamente cualquiera de los pubs de la zona tendrá su carta de comidas. El Moose, en una bocacalle vecina, es una opción relativamente económica.
No obstante, si no nos apetece comida de pub habitual, siempre podemos decantarnos por otras opciones en la zona. Muchas son de comida rápida –desde las cadenas habituales hasta pequeñas pizzerías-, pero también hay algunos restaurantes con especialidades más concretas –algunos asiáticos o The Mexican, con comida mexicana-.
Para comer por el centro por poco dinero, otra buena opción son los Food Court de los centros comerciales cerrados, como el de Pacific Center. Se trata de pequeños patios ubicados dentro de los centros comerciales, alrededor de los cuales hay mostradores de comida de diferentes tipos: pueden ser bocadillos, comida asiática, griega, hamburguesas o ensaladas. Dependiendo del centro comercial habrá más o menos oferta. Luego, una vez elegida tu comida, te sientas en las mesas de la zona central y la disfrutas. Es una buena opción, también, para aquellos grupos de personas que quieren comer juntas, pero que no se ponen de acuerdo en un determinado tipo de comida.
Para restaurantes y cafés más elegantes, podemos irnos a la parte norte del Downtown y buscar mesa en algunos de los de la zona de Gastown, más clásicos, con cocina más variada y –claro está- también más caros. Cafe Medina o Salt Tasty Room son algunos ejemplos de ellos. También podemos incluir, en esta zona, algunos cafés más elegantes o modernos que ofrecen pequeños almuerzos ligeros.
Otra de las zonas importantes de la ciudad donde poder ir a comer es la de Commercial Drive. Estéticamente no es especialmente bonita, ni queda céntrica, pero cuenta en unas pocas manzanas con una gran oferta de restaurantes internacionales. Los locales la conocen también como “Little Italy” y sí que es verdad que concentra bastantes restaurantes italianos en alguna de sus zonas, pero sí que es verdad que cuenta con restaurantes que van desde la comida salvadoreña hasta la etíope, pasando por especialidades de oriente medio o cafés bohemios como el Prado o el Deux Soleils.
También fuera del Downtown, pero no demasiado lejos de él, está la zona de Broadway, con unos cuantos restaurantes interesantes. Destaca, por precio, el asiático que está justo frente a la salida del SkyTrain de Broadway City Hall, con buffet de sushi a precio razonable.
Y, más pequeña, más oculta y más especial, siempre nos queda la Granville Island. Allí tenemos un ambiente muy bohemio, tranquilo que casi podíamos llamar “hippy”. Dentro del mercado de la zona, con excelentes productos de delicatessen, podemos encontrarnos puestos de comida que ofrecen cosas más elaboradas que los habituales food court en un ambiente mucho más acogedor que los impersonales centros comerciales habituales.
En Granville Island se encuentra también una fábrica de cerveza que podemos visitar y donde podremos también participar en degustaciones.
Finalmente, en las afueras de la ciudad, Richmond es el principal centro de atracción para los aficionados a la comida asiática, tanto por cantidad de restaurantes como por calidad de los mismos. Basta con bajarse en el SkyTrain en las estaciones de Aberdeen o Lansdowne y caminar cinco minutos por las calles cercanas a los centros comerciales del barrio para quedarse maravillado por el número de restaurantes asiáticos que existen y la variedad que ofrecen: desde dim-sum, hasta barbacoa, pasando por los buffets de “hot pot”, tallarines o excelentes restaurantes de sushi.
Hay muchísimos pequeños restaurantes en la zona. Resulta difícil decantarse por uno o varios, aunque depende mucho de lo que nos apetezca. Yo sugeriría caminar un poco, dejarse guiar por la intuición y entrar en uno de ellos. Personalmente, de todos modos, mi favorito por la zona por relación calidad/precio era el japonés Tokyo Joe, muy cerca de la estación de Lansdowne, con un buen sushi y un ambiente muy informal.
No obstante, en este barrio existe también la experiencia y la posibilidad de comer en un food court, con el añadido de que en algunas de estas zonas son completamente asiáticos. Es decir, que las opciones de comida que se presentan son diversas, pero dentro de los estándares asiáticos: puede convivir la comida china tradicional con los sandwiches vietnamitas, los puestos de fideos o la barbacoa asiática. Todo ello, pudiendo acabar la comida con el “bubble tea”: una especie de té con leche y añadidos dulces. El food court más civilizado dentro de esta categoría corresponde al del centro Yaohan, en Aberdeen, pero la experiencia más auténtica está en el food court del piso superior del mercado municipal de Richmond, cerca de la estación de Richmond Brighouse.
Y, por supuesto, los cafés. Vancouver es una ciudad de cafés y podemos encontrarnos con ellos por todas partes, especialmente en el centro. Desde la versión más barata y rápida –la cadena Tim Horton’s-, hasta los habituales Starbucks y cadenas similares, pasando por otros establecimientos más independientes y acogedores en otras zonas de la ciudad. En los cafés puedes elegir entre sentarte en una mesa y tomarlo allí mientras utilizas tu ordenador o charlas o que te den el café para llevar –muy caliente- en un vaso de papel y tomarlo en la calle. Es algo muy habitual.
En la mayoría de los cafés más modernos, junto al café habitual –el más barato, y que luego puedes complementar a tu gusto con leche, azúcar, cacao, canela y demás sin aumento de precio, se ofrecen también otras bebidas a base de café o té con distintos sabores o composición. Son más caras, pero también tienen más encanto.